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Excursión a Lorca (Murcia) (3). Almuerzo pantagruélico en «Mariscos a lo bestia» en Lorca (Murcia)

15 de septiembre de 2023

Los días 8, 9 y 10 de septiembre fuimos de excursión a Lorca (Murcia) y sus alrededores. El viaje estaba organizado por la agencia de viajes Alcaraz. En la entrada anterior hablamos de una parada técnica en la Venta del Peral, en la localidad de Cúllar (Granada). Hoy vamos a hablar del almuerzo pantagruélico en Restaurante La Peña, más conocido por Mariscos a lo bestia.

Ruta desde Venta del Peral hasta el restaurante pantagruélico La Peña. Mapa gentileza de Google Maps.

Por el camino no vi casi nada destacable, probablemente porque iba medio dormido. Pero llegando a Venta quemada [1], Juan, el organizador que sabe de casi todo, y es un experto en las carreteras, montañas, pueblos y sus anécdotas, nos hizo que nos fijásemos en un punto blanquecino en una montaña. Yo apenas lo veía, pero con el zum del teléfono logre captar la foto siguiente:

Canteras de mármol cerca de Venta quemada.

Lamento la calidad de la foto, pero que está hecha con un teléfono de gama media baja [mi sueldo no da para más]. Antes iba con una cámara Canon y con tres o cuatro teleobjetivos, la bolsa pesaba cinco kilos y ya mi espalda no está para esos trotes. Y no hablemos de las dos veces que me las han robado y con cada una de ellas más de 6 000 €. Por eso, ahora mi única cámara es el teléfono móvil (celular) [2].

De mármoles entiendo muy poco. Por supuesto que me suena el mármol de Carrara [3], como a todo el mundo, y poco más. Pero leyendo un poquito, muy poquito, me he encontrado con que esta zona de Granada-Murcia tiene muchas canteras de mármol.

Al llegar a Lorca, desde el autobús, pudimos ver el castillo de Lorca:

En la colina el castillo de Lorca. Foto tomada desde el autobús, lo que casi siempre añade un tono azulado a las fotos.

Poniendo el zum del teléfono todavía pude captar un cierto detalle (poco) del castillo:

Castillo de Lorca, desde autobús.

Pocos segundos después llegábamos a nuestro lugar de almuerzo de este día.

Aparcamiento de Mariscos a lo bestia. Ya ven ustedes que, aunque se llama, restaurante La Peña, lo que publicitan es Mariscos a lo bestia.

Describir lo que fue la comida es terriblemente difícil, fueron varias horas de ir comiendo y bebiendo…. y comiendo y bebiendo … y comiendo y bebiendo. Todo de buena calidad. Además, todo el tiempo está concebido como un espectáculo. Es un espectáculo ver cómo sirven el vino desde aparatos similares a los que usan los agricultores para echar plaguicidas. La diferencia en que es este caso no hay plaguicida sino un buen vino blanco. Es un espectáculo ver aparecer carretillas de acero inoxidable, de una limpieza impecable, llenas de mariscos. Y al que yo consideré el jefe (Pedro Lucas Abellaneda) con una camisa hawaiana manejando una pala, también de acero inoxidable e impoluta, cogiendo paladas de mariscos y poniéndolos en bandejas, para que los comensales pudiéramos disfrutar de ellos. Espectáculo, la música que pusieron, las coreografía que hicieron los camareros, los cantos de los profesionales, etc, etc. En cierto momento me recordó a la fiesta de despedida de los típicos cruceros.

En este país extraño en el que vivimos (España) y en el que parece que escuchar el himno nacional o ver la bandera española es de «derechas y fascistas», da gusto que en este restaurante, a la hora de empezar a pasar los mariscos, pusieran el himno nacional y apareciera la bandera española.

No solo comimos todo lo posible y más, con mariscos, vinos y cervezas de excelente calidad, también vimos un bonito espectáculo.

¿Cómo describir todo ello? Me he decidido por poner pequeños retazos y comentar algunos detalles. Pero las fotos no hacen justicia: ¡¡¡¡¡Hay que vivirlo!!!!

Por razones de intimidad, he borrado todas las caras. No obstante si alguien que se reconoce en ellas quiere que la borre todavía más, que no dude en decírmelo.

Ahí está el restaurante La Peña, más conocido por Mariscos a los bestia.
A la entrada hay una barra. Observen la pizarra en el centro-izquierda. La Peña. Mariscos a lo bestia.
A la entrada hay un toro que nos recuerda que este restaurante tiene estirpe española.
Aspecto de una de las mesas. En la «paellera» [4] es donde se van echando las paladas de marisco.
Al sentarnos a la mesa vimos que había un babero. Más adelante, unas simpáticas azafatas nos dijeron que nos los pusiéramos y nos explicaron cómo hacerlo y en caso de necesidad nos lo pusieron. El momento de ponérselo fue cuando se empezó a distribuir el marisco a paladas.
En la mesa ya estaba dispuesta una ensalada con atún, huevo duro, patata, lechuga, remolacha, etc.
Se me había olvidado, la ensalada también tenía alcaparras, que le daban un toque excelente.
En la mesa había una pequeña carretilla que dentro tenía trozos de pan, creo que con zurrapa, pero no me atrevo a asegurarlo. Sí sé que estaba muy rico.
Frases en las paredes. En este caso dice: Los errores no se niegan, se asumen. // La tristeza no se llora, se supera // El amor no se grita, se demuestra.

Entre las muchas cervezas que nos llevaron hubo una que me llamó la atención por dos motivos. El primero que no la conocía y su nombre es curioso, «La Loca Juana», el segundo es que se trata de una cerveza lager [5], que son las que más me gustan. Sobre todo me gustan las cervezas lager fabricadas exclusivamente con malta o varias maltas, de mucho cuerpo y con alta graduación.

Cerveza lager La Loca Juana, de malta, fabricada en Sevilla.
El vino, blanco o tinto, fue servido sin ninguna limitación. El tinto se trataba de un vino llamado «Palomino», 100% uva de la varietal tempranillo. Criado en roble. La bodega es de Vélez Rubio (lugar que visitaremos en esta excursión) en Alicante. Me pareció bastante bueno.
Camareras sirviendo vino blanco con los equipos similares a los plaguicidas. (Sin plaguicida, con vino). No he pixelado la cara de las simpáticas y sonrientes camareras, pues como todo el mundo saca fotos, asumo que en su contrato tienen incluido el que los clientes puedan sacárselas. Pero en caso de discrepancia, un simple email y las emborronaré.

En los altavoces suena un pitido de alarma. Suena el himno de España y empieza el reparto a paladas de mariscos. Y nos dicen que nos pongamos el babero. No es un decir simbólico, es real, carretillas de mariscos repartidos a paladas.

Mariscos muy frescos y abundantes. Ninguna bandeja quedó vacía. Sobraron mariscos por todas partes.

Tras el marisco, las camareras se disponen a repartir una crema, que si no recuerdo mal, es de calabaza.

Camareras comienzan a repartir ¿crema de calabaza?

En los techos, encima de las mesas, hay unos para mí extraños tubos.

Extraños tubos en el techo.

No sabía para qué eran esos tubos, pero la siguiente parte del espectáculo lo explicó, las camareras enchufaron unos enormes embudos a aquellos sitios.

Embudos, color naranja, enchufados a los agujeros del techo.
Camarera enchufando embudo al techo.

¿Y para qué demonios era ese embudo? El tema cada vez parece más misterioso. Debajo del embudo hay una jaula.

Jaula debajo del embudo.

En la jaula se introducen unas placas de pizarra y encima de ellas se ponen diversas carnes. ¡Misterio aclarado! Por el embudo baja aire caliente (muy caliente) que llega a las carnes de las pizarras y las van asando. Cada persona elige la pieza que quiere cuando está al punto que a ella le gusta. A mi me gusta medio hecho. Cuando cogí las piezas estaban estupendas.

Lo último fue el postre. Desde el primer momento había bolsitas de uvas en las «paelleras» (perdón, amigos puristas valencianos) y sobre las copas. Esas eran parte del postre.

Unas pocas uvas. Ya me había comido varias.

Y después nos sirvieron helado.

Helado de postre.

Así acabó nuestro almuerzo y nos dispusimos a ir a nuestro hotel. La experiencia había sido sumamente interesante. Camareros/ras sonrientes y serviciales. Comida no solo abundante, imposible de comérsela. Buena calidad de mariscos, de carnes, de vinos, de cervezas, de espectáculo… Tan solo me queda dar las gracias.

DEFECTOS

Esta entrada es de mi blog y no pretende ser un panegírico publicitario. Es mi opinión personal y sincera (no me debo a ningún anunciante, ya ven que en esta página no hay publicidad, pago los gastos por el privilegio de poder exponer mi opinión.

El mayor problema que vi es que los asientos están demasiado juntos. Supongo que no hay otra solución si quieres conseguir gran calidad a bajo precio.

PRECIO

El precio de esta pantagruélica comida con espectáculo es de 50€ por persona.

Localización

Restaurante «La Peña» (Mariscos a lo bestia).

Con aparcamiento para coches y autobuses.

Carretera de Águilas 53 en Lorca (Murcia)

Teléfono: 608 880 682

Email: info@mariscosalobestia.com

Página web: www.mariscosalobestia.es

DESPEDIDA

Gracias a Pedro Lucas Abellaneda por esta magnífica iniciativa.

Gracias.

Bibliografía y notas

[1] Wikipedia. Entrada Venta quemada. https://es.wikipedia.org/wiki/Venta_Quemada_(Granada)

[2] En España a los teléfonos pequeños que se llevan en el bolsillo solemos llamarlos móviles; en América, sin embargo, suele llamarse celular. Ambas formas son correctas. Realmente empezaron llamándose teléfonos móviles y teléfonos celulares, pero pronto, por economía del lenguaje nos deshicimos de teléfono, lo damos por supuesto. El motivo de llamarse móvil es bastante evidente, funciona en cualquier parte, moviéndose y es pequeño y transportable. Lo de celular, procede de que esta tecnología se basa en células de emisión-recepción. Un grupo de teléfonos se conecta con una célula y las células se conectan entre sí.

[3] Wikipedia. Entrada Mármol de Carrara. Mármol de Carrara – Wikipedia, la enciclopedia libre

[4] Paella o paellera. Hay una cierta discusión en cuanto al nombre del utensilio donde se hace la paella. Los castellanoparlantes solemos llamar paella al arroz y paellera al utensilio donde se guisa, sin embargo, a veces, he tenido alguna discusión con los valencianos pues dicen que hablamos mal. Paella es el nombre que ellos dan al plato cocinado y al utensilio donde se realiza. Ellos, los valencianos puristas, dicen que paellera es la cocina donde se hace. ¿Paella o Paellera? (directoalpaladar.com)

Permítanme que de una opinión muy personal, y tal vez equivocada, los idiomas evolucionan y en castellano/español al recipiente donde se hace la paella lo hemos llamado paellera y hay un consenso en ello. Me remito a la RAE:

  1. Recipiente metálico a modo de sartén, de poco fondo y con asas, que sirve para hacer la paella.

Por lo tanto, no haré caso a los puristas y llamaré paella a la comida guisada, paellera a la sartén grande y paellero al fogón en el que se hace.

[5] Wikipedia. Entrada Lager. Lager – Wikipedia, la enciclopedia libre


Nota sobre fotos

Las fotos que se han utilizado, han sido realizadas por Félix Ares y Álvaro Ares y las licenciamos como Creative Commons . Attribution 4.0. International CC by 4.0. Puede usarlas, pero deben dar crédito a los autores y que se han sacado de la página https://felix.ares.fm

Creative Commons License

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