La plaza de la Viren en Valencia constituyen un punto muy singular; en muy poca superficie hay una altísima densidad de edificios singulares. Aprovechando las fotos aéreas de Google Maps he obtenido esta foto desde arriba:
Observen que tenemos la Plaza de la virgen en cuya parte superior, en un óvalo verde, está la fuente monumento al río Turia. Abajo está la catedral. A la izquierda de la catedral está el Tribunal de las Aguas de Valencia y abajo, a la izquierda, está el Miguelete, el campanario de la catedral de Valencia.
El río Turia ha sido la sangre que ha dado fertilidad a la famosa huerta valenciana. El agua siempre ha sido y sigue siendo un bien escaso. Al llegar las aguas del Turia a las huertas valencianas había que distribuirlas equitativamente. Existía una red de acequias que llevaban el agua a toda la huerta; pero el agua no sobraba, así que había que distribuirla equitativamente y para ello se formó el famoso Tribunal de las Aguas de Valencia, que sigue funcionando y que tiene su sede en el edificio que vemos en la fotografía en la parte de abajo.
Del río Turia salían ocho acequias que eran las controladas por el Tribunal de las Aguas. El estilo del monumento al río Turia recuerda a los monumentos helenisticos del Nilo y a los romanos del Tíber.
Una explosión de agua y luz nos permite ver al río Turia representado como un hombre barbado. Hay ocho niñas adolescentes que tienen en sus manos cántaros que arrojan agua. Simbolizan las ocho acequias.
El monumento es obra del escultor Manuel Silvestre Montesinos y fue inaugurada en 1976.
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Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
La Asociación de Jubilados y Pensionistas de Fuengirola organizó un viaje a Benidorm y alrededores. Digamos que entre los alrededores estaban Alicante y Valencia. El viaje fue desde el 25 de enero hasta el 29.
Esta es la segunda entrega de la visión panorámica del viaje. La primera entrega pueden verla aquí: AQUÍ: https://felix.ares.fm/?p=10492
Acabábamos nuestra anterior entrada con una vista de la nave de la iglesia concatedral de Alicante.
FÁBRICA DE CHOCOLATE VALOR, VILLAJOYOSA
Volvimos a comer al hotel y después nos desplazamos unos pocos kilómetros hacia el oeste, para llegar a Villajoyosa, donde está ubicada la fabrica de chocolate VALOR.
Llegamos a la fábrica de chocolates Valor y allí en primer lugar nos llevaron a ver un video que nos dijeron que era sobre el chocolate pero que realmente era publicidad pura y dura de Valor. Lo entiendo, pero me pareció excesivamente publicitario.
Después nos llevaron a un pequeño museo del chocolate donde aprendí muchas cosas; por ejemplo, que las semillas de chocolate se encuentran dentro de una vaina muy grande. Algo así como las judía enorme. Saqué una foto:
En el museo hay máquinas antiguas para triturar el cacao:
Los dientes dan un poco de miedo.
Al salir del museo nos llovió. Cayó un chaparrón terrible. Menos mal que había una teja vana donde pudimos refugiarnos.
Hace unos meses, en Vietnam me cayó una lluvia similar, me mojó la cámara y se estropeo. Tuve que comprar otra. En esta ocasión no me arriesgué. Guarde la cámara en un plástico y ya no saqueé ninguna foto.
Digamos que vimos la fábrica: infinidad de máquinas automáticas haciendo muchas cosas y que después fuimos a la tienda donde compramos algunas chucherías de chocolate para comer o regalar.
Después cogimos el autobús y volvimos a Benidorm. Llegar a la paellera gigante –¿o era un orinal?– no informó de que ya estábamos en Benidorm:
28 de enero de 2017
Nos fuimos a Valencia.
El viaje era largo; más de tres horas. Paramos en varios sitios. Para amenizar el viaje se empezaron a contar chistes. El haber dejado Godella, al norte de Valencia, es por uno de ellos, muy viejo y que decía así:
-¿A dónde vais, Don Pero, con esa fermosa moza a la grupa de vuestro caballo?
-Voy a Godella.
-¿A Godella de Valencia?
-No, no, a godella, de violalla e fornicalla.
Al entrar en Valencia nos encontramos con el museo de la ciencia:
El museo de la ciencia es una obra de Santiago Calatrava. Por suerte o por desgracia tuve la oportunidad de estar en la inauguración de este magnífico complejo educativo. Magnífico, pero en muchos aspectos absurdo, como algunas de las obras de Calatrava. Por poner un solo ejemplo: estamos en la costa mediterránea, con un sol que brilla la mayor parte del año, ¿a usted se le ocurriría hacer un edificio todo de cristal? Es un invernadero. ¿Saben cuánto dinero hay que gastarse en refrigeración? Se lo contaré otro día. Bonito pero absurdo.
El autobús nos dejó muy cerca de la puerta de entrada a Valencia (Las torres de Serranos):
Un poco más de paseo y llegamos a una construcción modernista, llena de columnas y vigas de hierro forjado, al estilo de la torre Eiffel. En este caso se trata del Mercado Central que fue construido en estilo modernista en 1914.
A continuación tuvimos tiempo libre para visitar lo que quisiéramos de Valencia. Lo hicimos.
A la hora de comer tuvimos que volver para coger el autobús que nos llevaría a un restaurante, de cuyo nombre «no quiero acordarme» pero me acuerdo –Noches de Bohemia– donde comimos una de las PEORES PAELLAS QUE HE COMIDO EN MI VIDA. Mala hasta decir basta. Reseca. Hecha con muchas horas de anticipación lo que había provocado que se endureciera y apelmazara,… vamos, el paradigma de lo que no hay que hacer con una paella. Al lado había un horno de microondas para calentarla… Paella fría y apelmazada y te ofrecen un horno de microondas para calentarla. Si de mi depende jamás volveré a este sitio. Esta es una opinión del autor de este trabajo, no de la Asociación de Jubilados…
GUADALEST
Tras la decepcionante comida emprendimos viaje hacia el sorprendente pueblo de Guadalest.
El pueblecito de Guadalest me sorprendió. Tiene unos paisajes fantásticos, inesperados en algo tan cercano a la costa. Y el pueblo esté lleno de curiosos museos que van desde miniaturas hasta instrumentos de tortura o belenes. Muchísimas cosas para pasar un rato sorprendiéndote por cosas insólitas.
El pueblo, sin duda, merece la pena.
29 de enero de 2017
El día 29 era el de regreso a Fuengirola, pero disponíamos de la mañana libre; así que nos fuimos al centro de Benidorm, compramos algunas cosas y regresamos andando por el paseo marítimo.
Dice la leyenda que la isla de Benidorm tiene la misma forma que el monte que está al otro lado de la playa. Y hay varias leyendas para explicarlo:
EL RETORNO
Por la tarde, hicimos el viaje de regreso a Fuengirola. Por el camino hicimos dos paradas. La primera fue en el Hotel abades Reina María.
Y el segundo fue, donde ya habíamos parado al iniciar el viaje: La Parada.
El hotel Abades me pareció bien, pero no así La Parada. Para empezar nos obligan a pasar por una cola única de autoservicio. Un solo punto de cobro. Como se pueden imaginar si hay varios autobuses el atasco que se forma es monumental, si a eso añadimos que los precios son bastante caros, el resultado es: PROCURARÉ NO VOLVER.
Hacia las 21:30 llegábamos a nuestro destino. Un bonito viaje en el que vimos muchas cosas.
RESUMIENDO, tal vez mi crítica a la paella y a «La parada» hagan pensar que el viaje fue malo. Nada más lejos de la realidad; el viaje estuvo muy bien, con los tiempos muy de mi agrado. Con una visita rápida y después tiempo libre. Me ha gustado. Es la segunda vez que viajo con Viajes Nevada y me quedan pocas duda de que volveré.
Saludos.
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Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con