Una de las razones por la que vuelan los aviones es porque cuando un fluido va muy deprisa respecto a otro la presión disminuye. Me explico, en la parte de arriba, el ala del avión –como es más larga que la parte de abajo– se produce una disminución de presión que «chupa» del ala hacia arriba. Y ese «chupar» hace que el avión se mantenga en el aire.

Esta no es la única razón por la que vuelan los aviones. Para despegar hay que tener en cuenta el principio de acción y reacción: si las las están inclinadas de tal modo que lanzan aire hacia abajo, las alas –y con ellas el avión– sube, y el efecto coanda que permite que en pleno vuelo se esté lanzando hacia el suelo enormes cantidades de aire.

En Fuengrola de vez en cuando soplan fuertes vientos. En Fuengirola hay papeleras en las que los empleados municipales ponen bolsas de plástico.

Imaginemos un día con fuerte viento. Dentro de la papelera la velocidad del viento es cero. Fuera es alta –digamos 60 km/h–. Por lo tanto encima de la boca de la papelera se produce una baja presión. El resultado es que la bolsa sale disparada hacia arriba, como si fueran las faldas de una Marilyn Monroe.