16 de febrero de 2025
Del 14 al 16 de febrero de 2025, fui en un viaje a celebrar San Valentín. Nuestra ruta nos llevó a Riofrío, Granada, Purullena y Guadix. Como siempre, estuvo bien organizada por Viajes Alcaraz. En esta entrada hablaré de la parada que hicimos en el pueblo de Purullena para ver una de sus casas-cueva.
La descripción del viaje ha sido muy larga, por lo que lo he dividido en ocho entradas. Para facilitar la navegación, he creado un índice que puede consultarse en el siguiente enlace:
Viaje de San Valentín 2025. Índice. | De tapas y otras cosas por Fuengirola
Purullena
Purullena ha sido llamada «Ciudad Troglodita» debido a que, hasta 1960, la mayoría de sus habitantes vivían en casas-cueva. Tal vez usted piense, como pensaba yo en su día, que vivir en una cueva es algo malo, que son mejores nuestros pisos. Sin embargo, tras haber estado varias semanas viviendo en cuevas (soy espeleólogo diplomado), pude darme cuenta de sus ventajas. La primera es que haga frío o calor en el exterior, en la cueva la temperatura permanece casi constante. Una temperatura media, ni los fríos del invierno, ni los calores del verano. La segunda ventaja, al menos para mí, es el silencio. Poder dormir a gusto, sin oír la tele del vecino. Aunque tiene sus problemas. Recuerdo que varios días dormimos cerca de un charco, desde el techo caían gotitas de agua. «Chip-chop», «chip-chop», «chip-chop»… terminé obsesionándome y aquel simple ruidito, me hizo huir y salir fuera de la cueva.
Lo que es indudable es la eficiente térmica. Ni frío, ni calor. Nos ahorramos el aire acondicionado en verano y las estufas en invierno.
Mis experiencias fueron en cuevas sin acondicionar. En el caso de Purullena no es así. Las casas, excavadas en arcilla, tienen todas las comodidades modernas: electricidad, agua corriente, chimeneas para aireación, etc.
Me da la sensación de que tienen lo mejor de dos mundos. Las comodidades de la vida moderna, sobre todo electricidad, y lo mejor de la vida troglodítica: un entorno con temperatura agradable, casi constante.
En Purullena hay muchos sitios sumamente interesantes, aunque, entre ellos, destaca la Cueva Museo de «La Inmaculada» [1].
Se me olvidaba, ¿dónde está Purullena?
Desde nuestra habitación en el hotel Nevada Palace tuvimos un amanecer precioso.
En el camino hacia Purullena, en el cielo, pudimos ver retazos de arcoíris. Tan solo eran pequeñas manchas de colores, pero tenían cierta gracia.
En Purullena hay una colina que destaca. Es esta:
La cueva-museo nos muestra cómo era una de esas cuevas de la zona (Purullena y Guadix).
Para entrar hay que pagar una entrada: 4 Euros.
Entramos. El aspecto del interior de una casa-cueva es muy similar a la de cualquier casa de las nuestras.
A veces, dentro de la cueva, hace frío. Para combatirlo usan las mismas estufas que en el exterior. Aquí tenemos una de dichas estufas. Quizá sea interesante recordar que, como están en una cueva, la chimenea que saca el humo al exterior debe ser muy larga. Muy larga y fundamental.
Unos pasos después nos encontramos con algo que me pareció sumamente interesante: se estaba creando una nueva habitación. Debemos tener en cuenta que estas casas están hechas en una montaña de arcilla. Una habitación nueva se hace excavando la arcilla y después pintando las paredes. Por supuesto que también hay que tener en cuenta otras cosas, como por ejemplo la ventilación. La casa tendrá que tener una o varias chimeneas dependiendo del número de habitaciones. Y, si se han fijado en las fotos, en la casa no hay puertas, para separar espacios solo hay cortinas, de ese modo el aire puede fluir de un cuarto a otro sin dificultad.
La cueva de «La Inmaculada» que estamos visitando consta de dos viviendas. Una en la parte baja y otra arriba. Hasta ahora hemos visto cosas de la parte baja, subimos a la planta alta, donde hay muchos utensilios y aparatos del pasado siglo. En la escalera que lleva de una a otra planta podemos ver diversos instrumentos, como por ejemplo un bieldo o una lucerna.
Quizá usted se pregunte, como lo hice yo, qué es un bieldo. Es esa especie de rastrillo que se ve en la pared. Tiene cuatro o más dientes y se usa para aventar.
El tejado de la planta superior tiene en sus esquinas unas imágenes de cerámica curiosas. Me recuerda vagamente a las pagodas de Asia.
Estas casas-cueva necesitan respiraderos cuya boca debe ser bastante grande, para que pase el aire que necesita la familia. Lógicamente, si llueve, el agua puede entrar por ellos. Me ha sorprendido la solución que han adoptado en «La Inmaculada» para evitar que entre el agua por la chimenea-respiradero:
No todas chimeneas se protegen con restos de cacerolas.
En la vivienda superior también había viejos electrodomésticos.
Lo más chocante, para mí, es que todos estos instrumentos me suenan. O los he tenido en casa, o los tenían los vecinos.
En la segunda mitad del siglo XX era muy habitual que en todas las casas hubiera una máquina de coser.
Al salir, nos encontramos con un balcón en el que había un viejo arado y una especie de dibujo infantil en el que se ve una casa-cueva y el nombre del pueblo: Purullena.
Al fondo se ven las colinas de arcilla donde hay más casas-cueva similares a las que hemos visto.
En la parte baja hay un patio que tiene algunas cosas interesantes, como un viejo carro. Además, hay una tienda donde poder comprar recuerdos.
Tras haber visto estas dos casas excavadas en la arcilla. Volvimos al autobús para ir a Guadix. Otro lugar, muy cercano, con casas-cueva.
Notas.
[1] Cueva Museo Inmaculada. https://www.cuevamuseo.com/
[2] Wikipedia. Entrada: Radio Ibérica. https://es.wikipedia.org/wiki/Radio_Ib%C3%A9rica
Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
De tapas y otras cosas por Fuengirola © 2024 by Félix Ares is licensed under CC BY-SA 4.0 . Debe indicarse que está creado a partir de una obra de felix.ares.fm
En esta ocasión he contado con la colaboración de Vero.
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