En fechas próximas a la Navidad pasamos por Antequera, aunque, por desgracia estuvimos solo un rato por lo que no pudimos ver nada más que algunas cosas de esta ciudad –muy pocas– y nos dejamos sitios tan importantes y emblemáticos como el dolmen de Antequera. Así que tenemos que volver.
PUERTA DE LA ESTEPA
Entramos a Antequera por la «Puerta de la Estepa»:
Hoy es un monumento en una plaza, pero en su día realmente era una de las puertas de entrada a Antequera. Se trata de una construcción con ladrillo y calizas rojas del Torcal. De hecho lo que vemos ahora es una reconstrucción de 1998 pues la original fue destruida en 1931.
La puerta se construyó en 1749 con el objetivo de dar la bienvenida a los viajeros procedentes de Sevilla. El arco mayor era para los carruajes y los dos pequeños para los peatones.
En el centro tiene una virgen del rosario de terracota. Lamentablemente no pude fotografiarlo pues esta foto está sacada desde el autobús, que no paró.
MONUMENTO A LAS ENAMORADOS
En Antequera hay un monumento dedicado a los enamorados.
La obra del escultor Manuel Patricio Toro representa la leyenda de la Peña de los enamorados. Brevemente lo que la leyenda nos cuenta se refiere a la época en que Antequera era la frontera entre los reinos de religión islámica y los cristianos. Un joven cristiano, llamado Tello, es hecho prisionero los islámicos. Le meten en la cárcel. Allí, un día pasa la hija del jefe de la localidad –islámico–. Ambos se ven y se enamoran. De una sola mirada un fuerte amor. Ella se llamaba Tagzona. En aquella época el matrimonio entre personas con religiones distintas estaba prohibido. Él escapa de la cárcel y ambos juntos huyen y corren y al final llegan a una peña donde no tienen escapatoria. Les queda o rendirse y separarse para siempre o… se miran, se abrazan y ambos saltan al vacío prefiriendo la muerte a la separación.
IGLESIA DE LOS REMEDIOS
CALLEJEANDO
Me ha hecho gracia el nombre de una de las calles transversales a la de Infante D. fernando, es esta:
NOS VAMOS
Se nos ha acabado el tiempo y nos tenemos que ir. Es una lástima pues apenas hemos saboreado esta ciudad. No cabe duda de que tenemos que volver. Y más teniendo en cuenta que forma parte de dos rutas turísticas andaluzas muy importantes:
Cuando entramos a la ciudad el sol estaba bajo en el horizonte, pero todavía había luz. Al ir hacia la parte antigua –Iglesia de San Agustín– pasamos por el Paseo Real que tenía este aspecto:
Al irnos ya era de noche y su aspecto cambió totalmente:
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