En el anfiteatro del amanecer luchan a muerte los gladiadores del alba (Fuengirola)

26 de octubre de 2025

Cada amanecer viendo en el horizonte el mar es un espectáculo visual, una película con formas y colores cambiantes que nunca se repite. No hay dos amaneceres iguales: cada uno es un instante irrepetible, un cuadro que se pinta y se borra en cuestión de minutos. Hay amaneceres amarillos, los hay rosas, los hay de un profundo rojo y, a veces, los hay violetas. La noche se desgarra en amarillos, los amarillos se transforman en naranjas, los naranjas en rojos, y los rojos se abren en destellos dorados que iluminan la piel del agua.

La muerte de la noche se anuncia con franjas amarillas

El mar recibe esas luces como un espejo inquieto, multiplicando reflejos que cambian con cada ola. A veces el horizonte parece arder, otras se tiñe de una calma azulada que anuncia serenidad. El cielo se convierte en un lienzo vivo, donde las pinceladas del sol se mezclan con las sombras que aún resisten. Es un proceso de metamorfosis constante: lo que un segundo antes era penumbra se convierte en claridad, lo que era silencio se transforma en canto de gaviotas, lo que era espera se vuelve promesa.

El sol se asoma y mira el mar y ve negro y rojo

Cada amanecer es distinto porque la mirada que lo contempla también lo es. El viajero que observa descubre matices nuevos, como si el sol supiera que debe reinventarse para sorprendernos. Y así, día tras día, el horizonte se abre como un telón que nunca ofrece la misma obra, recordándonos que la belleza está en lo efímero, en lo cambiante, en esa certeza de que el próximo amanecer será otro, distinto, y, sin embargo, igualmente prodigioso.

El emperador Sol preside el anfiteatro del horizonte. Primero levanta su pulgar, concediendo un instante de gloria al gladiador rojo que incendia el cielo. Pero pronto, su mirada se endurece: baja el pulgar, y la sentencia es irrevocable. La espada del día atraviesa la arena celeste y el rojo se transmuta en azul, como si la sangre del combate se disolviera en la calma del mar. Así, la aurora se convierte en juicio y metamorfosis, en espectáculo de luz donde cada color lucha, muere y renace bajo la voluntad del astro emperador.

Los anaranjados luchan contra los azules

Ganan los azules, soberanos del cielo, hasta el anochecer, cuando los anaranjados resurgen como brasas encendidas. Poco a poco se apagan, se oscurecen, se transmutan en negros profundos, y de su silencio nacen las estrellas, como heridas luminosas que se abren en la piel de la noche.


NOTAS

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Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con

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Gran Café (Fuengirola)

23 de octubre de 2025

Una excelente cafetería con unos serranitos estupendos.

No he nacido en Fuengirola y, a veces, me cuesta trabajo decidir si estoy en Fuengirola o en Mijas. Al lado mismo donde está el anuncio de Mijas Las Lagunas, Mijas Costa, hay una cafetería, que no es de Mijas, es de Fuengirola.

Rotonda con anuncio Mijas, tanto Mijas Las Lagunas como Mijas Costa.

Exactamente, a la izquierda de donde está esa rotonda está la cafetería «Gran Café», pero no es de Mijas, es de Fuengirola.

A partir de Google Maps, he conseguido esta foto, en la que se ven tanto la rotonda de Mijas Costa y la cafetería Gran Café.

A la izquierda el Grand Café, a la derecha la rotonda de Mijas, Las Lagunas, Mijas Costa. Parece ser que la acera de la derecha es Mijas y la de la izquierda Fuengirola. Foto de Street View de Google.

Muchas veces el azar nos lleva a buenos sitios. En un primer momento, no teníamos intención de ir al «Gran Café», pero, al pasar cerca de él, decidimos ver su carta. Teníamos hambre, y vimos que ofrecían varios bocadillos y sandwiches. Nos parecieron muy apetitosos los «serranitos». Los había de pollo y de cerdo. Yo no tenía ninguna duda: de cerdo. Es curioso, del pollo me gustan los muslos y las alitas; exactamente lo que me ha prohibido el médico. Las pechugas de pollo me parecen insípidas, algo similar a que me dieran a comer plástico; pero ya se sabe que cada uno tiene sus gustos. Es curioso que, casi siempre, lo que te guste no sea lo que te conviene.

Grand Café

En la carta había muchas cosas, todas muy apetitosas, pero la descripción del «serranito» nos convenció.

Pedimos dos. Los había en varios formatos, uno de ellos era el pitufo. Es curioso que una serie de televisión que veían mis hijos, los pitufos, se hayan convertido en el nombre para un bocadillo de tamaño mediano, ni muy grande ni muy pequeño.

Para beber pedimos un café con leche y una caña de cerveza.

Café con leche
Caña de cerveza

Y después vinieron nuestros «pitufos».

Pitufo serranito

¿Y qué es un serranito? A ver si soy capaz de describirlo. Una barrita de pan, recién hecho, que dentro tiene, jamón serrano, una loncha de cerdo asado, pimiento, aguacate y algo más que no soy capaz de identificar.

Interior del serranito
Detalles del serranito
Interior del serranito. El verde del pimieto asado destaca considerablemente

Se ve que el pan tiene una salsa: aguacate.

Recuerdo las primeras veces que fui a América y vi que era muy normal que el pan lo recubrieran con palta. Tuve que preguntar qué era aquello de palta. Me dijeron que aguacate.

Jamón serrano, y la salsa verde es palta

Atención

Nos atendió una camarera que, si no interpreté mal su acento, era hispanoamericana. Permítanme que no use la que yo considero estúpida palabra: «latina». «América Latina» proviene del siglo XIX, de Michel Chevalier, quien en 1830 propuso la alianza entre los pueblos americanos de habla española y portuguesa. «Hispana y portuguesa», él pensó que esas dos comunidades lingüísticas las unía la palabra «latina». En mi opinión, una estupidez. La palabra que une español y portugués es «Iberia». Iberoamericana… Pero en el caso que nos ocupa, se trata de personas que hablan español, ergo: hispanoamericanos. Cada día me fastidia más la palabra «latino». Para mi «latino» es el italiano, el español, el francés e incluso el rumano. Pero difícilmente la América hispana y Portuguesa.

Lo que no me cabe la menor duda es que la atención fue excelente.

Gracias

Se me olvidaba que el Gran Café tiene una terraza muy agradable.

La terraza del Gran Café

Se me olvidaba

En la cafetería «Gran Café» también hay menú del día por 12€:

Menú del día. 12€.

No lo he probado, pero me han entrado las ganas de probarlo. Algún día iré.

Nada más por hoy.

Un fuerte abrazo y hasta la próxima entrada.

Sin duda, volveré a este bar en donde me atendieron amablemente y cuyos serranitos estaban para «chuparse los dedos».

Ubicación

Camino de las cañadas. No he encontrado el número, pero a foto de Street Maps, donde se muestra tanto la rotonda con el letrero de Mijas Las Lagunas, Costa y el Gran Café, nos deja muy claro que es muy cerca de la rotonda.

El Grand Café está en el Camino de las Cañadas.

NOTAS

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Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con

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