Chiringuito Videra, Fuengirola

19 de febrero de 2024

En el paseo marítimo rey de España, hay un chiringuito que casi siempre tiene ofertas interesantes, por ejemplo, espeto de sardinas por 3€ o media docena de ostras por 15€

Cuando paseamos por el paseo marítimo el «Chiringuito Videra», o «Restaurante Videra», es uno más de los muchos que hay, pero al acercarse y ver sus ofertas destaca por sus espetos de sardinas a 3€ y la media docena de ostras por 15€ (en realidad ellos dicen 14,95€, pero a mí eso me parece una tomadura de pelo, por eso, porque soy ingeniero, redondeo al entero más cercano: 15€).

Restaurante Videra el el paseo marítimo Rey Juan Carlos al lado de la playa de los Boliches.
Otra vista del chiringuito en la que se ve el paseo marítimo.

Espetos de sardinas

Ofertón, espeto sardinas 3€. de 19 a 23 horas.

Ellos lo llaman ofertón y creo que verdaderamente lo es. En otros chiringuitos del paseo marítimo ofrecen el espeto de sardinas por 6 euros.

Por ejemplo, en el año 2012, las ofertas en el paseo marítimo hablaban de 6€ el espeto: https://felix.ares.fm/?p=2546

La pregunta que podríamos hacernos es ¿los espetos de 6€ en el año 2012 son similares a los de 3€ de 2024?

Yo creo que sí, que las ofertas son similares, pero voy a dejar que sean ustedes los que comparen.

Acabo de darme cuenta de que estoy hablando de espetos sin explicar lo que son. Creo que todos los que hablamos español, más o menos, nos imaginamos que se trata de algo relacionado con una espada y probablemente pensemos que sean sardinas hechas a la brasa en una espada giratoria, algo parecido a lo de los pollos asados.

Eso me imaginaba cuando llegué a Andalucía, pero resulta que el tema de los espetos es un poco más complejo.

A ver si logro explicarlo. Usted, como me pasaba a mi, se imaginará algo similar a esto:

Pollos asados en asador rotatorio. Foto tomada por w:es:Usuario:Barcex – Tomada por w:es:Usuario:Barcex, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2116611

Pero resulta que los espetos no se hacen así, sino que el pincho que sujeta las sardinas no está horizontal sino vertical.

A la izquierda está el espeto. Un pincho vertical. A la derecha están las brasas del fuego.

Toda la disposición es fundamental para lograr un buen «espeto».

Las brasas proporcionan el calor y el aroma de las maderas.

Al estar en disposición vertical la grasa que desprenden las sardinas de arriba se va escurriendo a las de abajo y eso les da su sabor especial.

Veamos unos detalles del espeto.

Un primer plano de la sardina asada.

El fuego también tiene su importancia.

Se quema madera para que el humo dé sabor a las sardinas.

De ese modo se consiguen unas sardinas deliciosas. Y las de 3€ son igual de buenas que las de 6€.

Ostras

Ya hemos visto el ofertón de espetos. Realmente muy buenos. Pero al principio les había dicho que había otra oferta, de ostras.

Ostras 6 unidades 15€.

Insisto en que me perdonen por poner 15€ y no la estupidez de 14,95€. Es probable que eso de poner los precios terminando en .9x se le ocurriera a algún publicista estadounidense que gana mucha pasta, pero, perdónenme ustedes, a mí me parece una estupidez y un intento de engañarnos a los consumidores. Me parece incluso deshonesto.

Ostras, seis unidades 15€.

Para mi gusto estaban estupendas, en su punto.

Pulpo a la gallega

Tienen muchas raciones, entre las que nosotros hemos probado está el pulpo a la gallega.

Pulpo a la gallega.

El pulpo estaba bueno, el problema, como ustedes mismos pueden ver, es la cantidad. Hay mucha patata (cachelo) y poco pulpo. No recuerdo el precio, lo siento.

Puntillitas

Ya saben ustedes que en Andalucía llaman puntillitas a los calamares pequeñitos.

Puntillitas rebozadas.

Estaban muy buenas, pero no recuerdo el precio.

Coquinas

Coquinas del chiringuito Videra.

No recuerdo el precio de la ración de coquinas, pero estimo (es solo una estimación) unos 12 €.

Champán Moët & Chandon

En este chiringuito tenían el champán de Moët & Chandon. He de confesar que tenía antojo de ese champán por motivos sentimentales. Cuando acabé la carrera de ingeniero superior de teleco, mi padre me regaló una botella. Pero no me la bebí. Esperé a algo mejor. Esperé a terminar mi doctorado. Cuando lo terminé fui a celebrarlo a Fuengirola (todavía no vivía allí) y me lo envié por correo certificado. Llegó la caja de madera en la que iba la botella, pero la botella no. Reclamé a Correos y me dijeron que volviera a pedir otro paquete a quien me lo había enviado. Una respuesta indigna, pero contra la que no podía recurrir porque la caja me llegó, el contenido no.

En el chiringuito Videra pedimos Moët & Chandon y nos lo trajeron:

Mi capricho: una botella de Moët & Chandon.

Por la botella nos cobraron 60€. Por fin pude celebrar mi título de doctor (en informática).

Problemas con la tarjeta de crédito

A este chiringuito hemos ido varias veces. A la hora de pagar, en años anteriores, nos encontramos con este absurdo letrero.

No se aceptan pagos con tarjeta de crédito por problemas con el Wifi.

Obviamente, tener un letrero perfectamente impreso y que se repite día tras día con meses de diferencia significaba que NO LES DABA LA GANA ADMITIR TARJETAS DE CREDITO.

Un poco molesto se lo dije al camarero. Le dije algo así «si no queréis admitir tarjetas de crédito decirlo, pero no pongáis el cuento del Wifi que no cuela«. El camarero siempre fue amable y comprensivo.

Realmente, unos meses después el mensaje era diferente y coherente: No admitimos tarjetas de crédito por debajo de 20€. ¡Vale! Eso es un mensaje coherente. No estoy de acuerdo con él, pero es coherente.

Atención

En todo momento los camareros fueron profesionales y amables. Incluso cuando les hice ver lo absurdo de que semana tras semana estuviera el estúpido cartel del Wifi me atendieron amablemente.

¡Sobresaliente para los camareros de Videra! (Un poco menos al que ideo la estupidez del Wifi).

Ubicación

Paseo marítimo Rey de España 81 (Playa de los Boliches). Fuengirola

Teléfono: +34 952 63 84 06

Resumiendo

Un buen sitio, bien situado, desde el que se ve el mar, al que volveré.


Bibliografía

Chiringuito Videra TripAdvisor: https://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g315915-d1916699-Reviews-Chiringuito_Videra-Fuengirola_Costa_del_Sol_Province_of_Malaga_Andalucia.html


Nota sobre fotos

Las fotos que se han utilizado, han sido realizadas por Félix Ares y Álvaro Ares y las licenciamos como Creative Commons . Attribution 4.0. International CC by 4.0. Puede usarlas, pero deben dar crédito a los autores y que se han sacado de la página https://felix.ares.fm

Creative Commons License

_ _ _

NOTA: ya saben ustedes que el Spam está a la orden del día. Si pusiera mi dirección de correo electrónico en forma visible, mi buzón se llenaría de basura. Si quieren ponerse en contacto conmigo, pueden hacerlo en esta dirección, que pienso está suficientemente difícil para los robots.

El error del locavorismo

16 de febrero de 2024

La idea de que comer los productos producidos localmente es más ecológico (produce menos huella de CO2) no es tan simple. El transporte de los productos agrarios y ganaderos representa un porcentaje muy pequeño de la emisión de CO2, por lo que consumir productos locales puede ser más contaminante que los lejanos.



La idea del locavorismo es muy simple: si comemos productos producidos localmente, la huella ecológica producida por nuestra alimentación será menor. La idea es atrayente, pero como casi todas las ideas simples peca de eso: de simple.

Transportando verduras desde el campo a la ciudad. Dibujo del autor con la ayuda de Copilot de Microsoft.


Locavorismo no es una palabra que la Academia de la Lengua hay aceptado, pero me caben muy pocas dudas de que lo hará. La palabra, en inglés, locavorism, fue acuñada en 2005 por la estadounidense Jessica Prentice junto con Sage Van Wing y Dede Sampson como unión de dos palabras latinas: locus cuyo significado para nosotros es obvio (local) y vorare, que tampoco nos resulta muy extraño: comer (devorar). Así que Locavorismo podríamos traducirlo como el ismo que propone comer productos locales. Jessica se comprometió a consumir únicamente productos provenientes de un radio de 100 millas (aproximadamente 160 km) alrededor de su hogar en el norte de California (USA) [1].


No cabe duda de que si hablamos del mismo producto y de las mismas condiciones de producción el que viaja menos produce menos huella ecológica. El problema es que casi nunca se dan las mismas condiciones de producción y al tener que tenerlas en cuenta el tema se complica una barbaridad. Tanto que muchas veces la ecuación se invierte: es más ecológico comer lo que viene de lejos.

(Cuidado, estos días está de actualidad la lucha de los agricultores españoles contra los productos de Marruecos. Si hablásemos «del mismo producto y de las mismas condiciones de producción [incluyendo las garantías a los trabajadores]» y Marruecos hubiera conseguido, gracias a su innovación, mejores precios, NO HABRÍA NADA QUE OBJETAR, pero es que no es así. A los agricultores europeos, gracias a los políticos que legislan desde sus sillones de Bruselas-Estrasburgo, les imponen unas reglas verdi-rojas que no se aplican a Marruecos. El resultado es evidente: competencia desleal.)


En un artículo publicado en la revista Enviromental Science Technology, en el número del 16 de abril de 2008 [2], los investigadores de la Universidad Carnegie Mellon (Estados Unidos) Christopher L. Weber [3], H. Scott Matthews [3] llegan a la conclusión de que la mayor parte de la energía en los alimentos se consume en la fase de producción. El transporte, considerando todas sus facetas, por ejemplo transporte de abonos o de fitosanitarios, contribuye por término medio un 11% y si nos atenemos solamente al transporte desde el productor hasta que llega a la tienda donde lo compra el consumidor, esa energía debemos bajarla al 4%.

¡¡¡¡¡El 4%!!!! Estamos hablando del chocolate del loro.


Quiero que se fijen en esa cifra: 4%. Es decir, que frente al consumo energético de la producción el transporte desde el lugar de origen hasta el consumidor es «el chocolate del loro». Soy consciente de que «el chocolate del loro» no es una de las medidas incluidas en el Sistema Internacional de Unidades, pero creo que se entiende.

El chocolate del loro. Imagen del autor creada con la ayuda de Copilot de Microsoft.


Esta cifra nos indica claramente que lo de comprar lo producido localmente puede tener otras justificaciones –mantener el empleo en nuestros vecinos, que nos gustan más las variedades de nuestra tierra,…– pero no podemos decir que sea para disminuir la huella ecológica. Al menos, no siempre. Alguna vez, sin duda, será cierto.

Voy a poner un ejemplo muy sencillo, el de los tomates producidos en España y llevados al Reino Unido (UK) frente a los producidos en aquel país. Resulta que en producto tan sencillo como éste, al tener en cuenta todos los gastos de energía, es mejor llevarlos desde España que cultivarlos en UK . Ese resultado se explicaba en un artículo del periódico Times que estaba en la URL (http://www.timesonline.co.uk/tol/news/environment/article3294448.ece ). Por desgracia, esa página ha desaparecido, o al menos, yo no he logrado encontrarla. La razón principal es que UK es mucho más fría que el sur de España y para cultivarlos en UK se hace en invernaderos calentados artificialmente con el consiguiente consumo de energía.

El tema últimamente se está debatiendo intensamente, un ejemplo de la complejidad del tema podemos verlo en un artículo cuyo principal autor es Sandra Payén y que se titula: ACV de tomate local e importado: un equilibrio entre energía y agua [4]. Este artículo no pretende ser nada más que un ejemplo de la enorme complejidad del tema. Nada tan simple como la frasecita, tan defendida por GreenPeace y sus simpatizantes de que lo más cercano es más ecológico.


He puesto el ejemplo del tomate a propósito pues se trata de un producto donde habitualmente suele gustar comer lo local. No he visto ningún lugar en España donde no me hayan dicho que sus tomates son los mejores del país (el Raf de Murcia, el Corporalis de Daroca, el Basia de Huesca,…) Así que probablemente compremos tomates locales porque nos gustan más no porque su huella ecológica sea menor.

Tomate raf de Murcia. Imagen del autor creada con ayuda de Copilot de Microsoft. Tienen una pinta excelente, me dan ganas de comérmelos.

Cuando consumir lo lejano es más ecológico


Nueva Zelanda es un gran exportador de comida hacia UK. Las ideas del locavorismo empezaron a causar mella en la venta de sus productos y la Universidad Lincoln (Nueva Zelanda) hizo un estudio académico del tema. Los autores del informe son Caroline Saunders, Andrew Barber y Greg Taylor. El artículo podéis leerlo en la referencia [5]. El informe parece muy serio, pero incluso si consideramos que los investigadores hayan arrimado un poco «el ascua a su sardina» [otra unidad que no está en el Sistema Internacional de Unidades], los números son tan contundentes que dejan poco lugar a la duda.


El primer producto del que quiero hablar es el de los corderos. Ya sabemos que UK tiene fama de muy buenos corderos. Los corderos de Nueva Zelanda no son peores; tienen fama de ser de una excelente calidad. El estudio dice que la emisión de CO2 por cada kilogramo de carne, incluyendo el transporte desde Nueva Zelanda a UK, es un cuarto. O dicho al revés: el CO2 producido en UK es cuatro veces el de Nueva Zelanda.


Este es un caso claro en el que consumir lejano es mejor en cuanto a consumo energético y emisión de CO2.


El mismo estudio nos dice que la leche producida en UK consume el doble de energía que la producida en Nueva Zelanda (incluyendo el transporte desde NZ a UK).


En cuanto a las manzanas el estudio es menos concluyente aunque llega a la conclusión de que energéticamente es conveniente comprar las de NZ.


El último ejemplo que ponen es el de las humildes cebollas. Aquí el estudio llega a la conclusión de que producir cebollas en UK o producirlas y transportarlas desde NZ vienen a gastar la misma energía; aunque –indican– que las temporadas de producción son distintas en NZ y UK ( hemisferio sur, hemisferio norte) y si se tiene en cuenta el costo de almacenamiento en UK para poder servir en las temporadas que ellos no producen, en esos momentos es mejor comprar las de NZ. (Aquí veo un poco el «ascua arrimada a su sardina»). Pero no debe pasarnos desapercibido que incluso en la humilde cebolla, de poco valor, lo del consumir cerca es menos contaminante es mentira o al menos dudoso.


No quiero insistir mucho más. Simplemente repetir el mensaje que he querido transmitir: consumir productos producidos localmente o no depende de muchos factores, no es tan simple como cerca, más ecológico; lejos, menos.

Por desgracia, tenemos unos gobiernos, el europeo y mucho más el español que han asumido con alegría lo simple: lo más cercano, salvará al planeta (uno de los últimos objetivos de GreenPeace). Sinceramente no sé qué demonios le importa al planeta que nosotros produzcamos más o menos CO2. El planeta es inerte y por lo tanto ajeno a esas tonterías, pero de eso hablaremos en otra ocasión. Lo triste es que Europa y España asuman como dogmas de fe cosas que están muy lejos de ser verdad, como que consumir local es más ecológico. Suena bien y bonito, pero muchas veces es falso. Hay que estudiar cada caso por separado.

Local contra eficacia e innovación

Por otro lado quisiera que pensásemos un poco en la eficacia, competitividad y creatividad. Pensemos que llega a hacerse obligatorio que consumamos lo más cercano a nuestra casa (con los ministros que tenemos y el gran Pontífice Sánchez, puede decretarse en BOE de mañana, si es que no se ha decretado hoy). Como el productor local tiene asegurado el mercado, no tiene ninguna motivación para innovar ni para conseguir productos mejores, ni para que sus procesos sean más eficaces. Yo produzco lo de siempre y lo vendo al precio de siempre, sin pensar en cómo bajarlo.

Este modo de pensar puede ser catastrófico para la producción de alimentos y, en concreto, para la agricultura (y ganadería) españolas que han hecho un esfuerzo inmenso para mejorar procesos y, sin duda, son pioneros en muchas técnicas. Todo ello les permite poder llevar a Alemania productos desde el sur de España. Si la estupidez del locavorismo, tan querida de algunos políticos europeos y españoles [mucho más de los españoles, pues hemos asumido los postulados woke con más virulencia que nadie], se lleva a cabo, los productos españoles no podrán venderse nada más que en su provincia. ¿Ustedes creen que eso es bueno para la industria? Y es más, ¿ustedes creen que es bueno para el planeta? ¿Usar técnicas antiguas, poco eficaces en consumo de agua y de energía, es lo que mejora la emisión de CO2 o la falta de agua potable? ¿Que no haya competencia por la innovación es bueno para alguien? (Salvo para los políticos que viven del cuento).

Por favor, seamos sensatos. Lo local no es obligatoriamente lo menos contaminante. Y, obviamente, tampoco lo más contaminante, depende de cada caso. Y su estudio es mucho más complejo de lo que parece.

Y otro detallito que suele pasar desapercibido, salvo rarísimas excepciones, el precio de un producto está relacionado directamente con su consumo de energía, es decir, que si la carne de oveja de Nueva Zelanda es más barata que la del Reino Unido, lo más probable es que su huella ecológica también sea menor.

Por favor, seamos serios: dejémonos de simplezas.


Bibliografía

[1] Cope, S. (2013). Local Food Procurement/Locavorism. In: Thompson, P., Kaplan, D. (eds) Encyclopedia of Food and Agricultural Ethics. Springer, Dordrecht. https://doi.org/10.1007/978-94-007-6167-4_404-1

[2] Christopher L. Weber* and  H. Scott Matthews. Food-Miles and the Relative Climate Impacts of Food Choices in the United States. Environ. Sci. Technol. 2008, 42, 10, 3508–3513. Publication Date:April 16, 2008. http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/es702969f y https://doi.org/10.1021/es702969f

[3] Christopher L. Weber y H. Scott Matthews. Fichas personales de la CMU (Carnegie Mellon University). http://www.ce.cmu.edu/People/faculty/weber.html

[4] Sandra Payen, Claudine Basset-Mens, Sylvain Perret. LCA of local and imported tomato: an energy and water trade-off. Journal of Cleaner Production, Volume 87, 2015, Pages 139-148, ISSN 0959-6526, https://doi.org/10.1016/j.jclepro.2014.10.007.

[5] Saunders, Caroline and Barber, Andrew. Comparative Energy and Greenhouse Gas Emissions of New Zealand’s and the UK’s Dairy Industry. Research Report No. 297. July 2007. https://www.researchgate.net/publication/27814236_Comparative_energy_and_greenhouse_gas_emissions_of_New_Zealand’s_and_the_UK’s_dairy_industry/link/54e0fd7e0cf2953c22b970b2/download?_tp=eyJjb250ZXh0Ijp7ImZpcnN0UGFnZSI6InB1YmxpY2F0aW9uIiwicGFnZSI6InB1YmxpY2F0aW9uIn19

Nota sobre fotos

Las fotos que se han utilizado, han sido realizadas por Félix Ares y Álvaro Ares y las licenciamos como Creative Commons . Attribution 4.0. International CC by 4.0. Puede usarlas, pero deben dar crédito a los autores y que se han sacado de la página https://felix.ares.fm

Creative Commons License

_ _ _

NOTA: ya saben ustedes que el Spam está a la orden del día. Si pusiera mi dirección de correo electrónico en forma visible, mi buzón se llenaría de basura. Si quieren ponerse en contacto conmigo, pueden hacerlo en esta dirección, que pienso está suficientemente difícil para los robots.