Los Arribes del Duero, Toro y Zamora
Martes 5 de abril de 2016
Tras desayunar nos montamos en el autobús con destino a Los Arribes del Duero. Los Arribes, en el lenguaje leonés, no son nada más que las pendientes que conducen al valle por el que circula el río Duero. Como fácilmente se puede comprender no hay unos solos «Arribes», hay muchos; nosotros nos dirigimos a los que se encuentran el la ciudad y pantano de Aldeadavila, al «Parque Natural de Los Arribes del Duero«, una reserva de la biosfera de la ONU.
El pantano se abre ante nosotros con una gran paz: todo está en calma, tanto que el agua,. sin rizos, es como un espejo.
Ese gran espejo hace que figuras geológicas inofensivas, parezcan como monstruosos fósiles prehistóricos.
Nuestro sistem,a perceptor nos hace ver caras y figuras conocidas casi en cualquier sitio. ¿Qué me dicen de este caballo tallado en el granito?
Nosotros hicimos el recorrido en barco por la mañana lo que significa que era la parte portuguesa la que estaba iluminada por el sol. En la foto de arriba a la derecha. Po esa razón, las corrientes del aire ascendentes que aprovechan los buitres para volar estaban en ese lado.
Tanto del lado portugués como del lado español hay cascadas que alimentan al río Duero.
La placidez del agua produce estas bonitas imágenes.
En la zona hay especies de plantas que son endémicas de esta zona y que están en peligro de extinción. Otras, como son las amapolas, no están en peligro.
TORO
Toro está a cuarenta km de la capital de la provincia, Zamora. Es el el municipio más grande la provincia y uno de los mayores de Castilla y León. Es una ciudad monumental con edificio que recuerdan la importancia que tuvo en la historia.
Nosotros entramos a la ciudad por la «Puerta Corredera»:
Caminamos en dirección de la Colegiata de Santa María la Mayor, su edificio más emblemático. Por el camino pasamos por otra de sus edificaciones más representativas: la Torre del Reloj.
Toro siempre ha sido famoso su vino y cuanta la leyenda que la argamasa de la torre del reloj la hicieron con vino, pues había tanto que era más barato que el agua. Probablemente no se trate nada más que de una leyenda. La torre está edificada sobre la antigua puerta del mercado que es del siglo XV.
En la torre hay varios nidos de cigüeña y en un momento de suerte logramos fotografiar a uno de sus constructores:
Por fin llegamos a la la Colegiata de Santa María la Mayor. Se trata de una iglesia románica del siglo XII, durante el reinado de Fernando II de León. Posteriormente sufrió reformas. Lo que más llama la atención de esta enorme estructura es su cimborrio. Normalmente el cimborrio es la estructura cilíndrica u octogonal erigida sobre el crucero y encima de la cual está la bóveda, pero muchas veces no es nada sencillo saber donde empieza el cimborrio y dónde la bóveda. En este caso la estructura no es cilíndrica sino un prisma de dieciocho lados. Casi cilíndrico, pero no exactamente cilíndrico.
A los lados del cimborrio hay cuatro torrecillas que dan a esta iglesia una fuerte personalidad.
Por desgracia para nosotros la iglesia está cerrada al público pues están montando la exposición de «Las Edades del hombre» que en 2016 se expondrá en Toro. La furgoneta que está en la puerta sur, la más sencilla de las tres puertas de las que dispone.
Desde la altura de la Colegiata, se ve, al fondo el río Duero y uno de sus puentes, el «puente de Toro» o «puente Mayor de Toro«. Se trata de un puente del siglo XII. antes había un puente romano pero de aquel no se conserva nada.
La ubicación del río es un poco extraña, pues está exactamente donde el río produce una curva de casi 90º. La razón es que hubo un cambio de curso del mismo durante la edad media.
Desde la colegiata emprendimos en regreso al autobús, no sin antes, degustar uno de los preciados vinos de la tierra.
Este vino, está elaborado con el famoso varietal de uva «tinta» de Toro. Se trata de un vino de tonalidad roja profunda, sabor afrutado, en boca es voluminoso.
* * *
Miércoles 6 de abril de 2016
Comenzamos el día con el desayuno. Tratando de evitar las colas de los días anteriores decidimos desayunar a las 8 de la mañana, pero no hubo forma, las colas y el desorden en las mismas, fue la nota dominante.
En el camino desde Salamanca a Zamora vimos el paisaje charro, encinas, ganado, especialmente vacas y ovejas, aunque no falto algún cerdo. En un momento, el cielo nos obsequió con una bonitas nubes iridiscentes:
Zamora
Zamora es la capital de la provincia del mismo nombre, de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Su casco antiguo está declarado conjunto histórico artístico desde 192. Es una ciudad amurallada dentro de la cual se encuentran veintitrés iglesias románicas, cada una de ellas una joya. Por lo que Zamora es un gran tesoro románico. Ni que decir tiene que en el tiempo que estuvimos no nos dio tiempo a ver las veintitrés, pero vimos las más emblemáticas. Lo primero que vimos fue su espléndida muralla.
Caminando hacia la catedral, Zamora nos deleita con campanarios repletos de nidos de cigüeñas:
Nos dirigimos hacia la catedral. la simpática guía nos hace ver que desde esta posición el cimborrio con su cúpula de la catedral parece imponente, que nos fijemos y que lo recordemos.
Cuando llegamos a la plaza de la catedral descubrimos que la guía llevaba razón, la perspectiva ha cambiado y ahora parece menos impresionante. Curioso efecto óptico.
Este es un ejemplo de la famosa ilusión de Ponzo, uno de cuyos ejemplos, muestro más abajo:
El que desde la nueva posición no parezca tan impresionante no significa que sea una obra sencilla, sobre todo si tenemos en cuenta que se trata de un edificio del siglo XII, aunque, como claramente se ve hay reformas posteriores.
Pero acerquémonos un poco al cimborrio y a la cúpula gallonada:
La cúpula está formada por dieciséis «gajos», que también reciben el nombre de «gallones» y de ahí la definición de «cúpula gallonada» o «de gallones». Cada gallón está recubierto de escamas lo que le dan el aspecto tan característico. Sin duda que recuerda al estilo bizantino, aunque este tipo de cúpulas es típico del arte islámico.
Las cuatro torrecillas, con sus respectivas cúpulas, son un truco arquitectónico para que parte de las cargas descansen sobre ellas. Le dan un aspecto imponente y dan resistencia al conjunto.
El museo catedralicio tiene piezas sumamente importantes, entre las que destaca una imponente custodia procesional.
No soy excesivamente amante del estilo plateresco que me parece sumamente recargado, pero sin duda es una obra que hay llevado miles de horas de trabajo y que hay muchas personas a las que les gusta. Este relicario es obra de Pedro de Ávila –1515– aunque ha recibido añadidos posteriores. Está realizado en plata dorada.
Una de las características más interesantes la muestro en primer plano. ¿Ven una especie de dientes de un engranaje? Efectivamente son dientes que se usan para poder inclinar la custodia. De ese modo se podía
con ella en distintas pendientes e incluso en escaleras.
Las otras joyas del museo la constituyen tapices flamencos de los siglos XV y XVI. Hay dos series de tapices, una de ellas dedicada a la Guerra de Troya y la otra a la vida de Anibal. Los tapices fueron realizados en Bélgica y tanto una serie como otra nos sorprende con personajes altos, de tez clara y pelo rubio. ¡Es sumamente curiosa la imagen que tenían en Flandes de Anibal o de Paris!
Además del museo, la iglesia tiene bonitas piezas.
Ahora vamos a ponernos debajo del cimborrio y de la cúpula gallonada. Aquí vemos perfectamente la función del cimborrio: dar luz al interior del crucero.
El exterior de la catedral también es digno de verse. Baste, como ejemplo, la «puerta del Obispo»:
El río Duero es una protección natural de la ciudad que abarca toda la parte sur de la misma.
En la plaza que oficialmente se llama de Cánovas del Castillo pero que todo el mundo la conoce como Viriato, está ubicada la estatua homenaje a ese personaje, que fue esculpida en bronce en 1903.
Plaza de Viriato con plátanos entrelazados.
No podíamos abandonar Zamora sin probar algunas de las delicias de la tierra:
Desde el autobús decimos adiós al río Duero y la imponente imagen de la catedral con su torre cuadrada y su cimborrio con cúpula.
¡Adiós Zamora!
***
Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
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