No creo equivocarme si digo que lo importante de estos viajes es pasarlo bien. Disfrutar. Conocer nuevas cosas. Soñar…
Nuestro grupo ha disfrutado.
VIAJES NEVADA
LO QUE VIENE A CONTINUACIÓN ES UNA OPINIÓN PERSONAL DE FÉLIX ARES Y NADA TIENE QUE VER CON LA OPINIÓN OFICIAL DE LA ASOCIACIÓN DE JUBILADOS Y PENSIONISTAS DE FUENGIROLA.
La organización técnica corrió a cargo de viajes NEVADA a propuesta de la Asociación de Jubilados y Pensionistas de Fuengirola.
El autobús fue espléndido. Los lugares a visitar muy bien pensados. El precio excelente. PERO ruego –es mi opinión– que NUNCA más lleven a nadie al horrible sitio donde nos llevaron a probar una cosa que se atrevieron a llamar paella. La peor paella que he probado en toda mi vida: reseca, fría, vino en vasos de plástico… en dos palabras: una porquería.
Un 10 al autobús. Un 10 a la guía. Un 10 a los sitios visitados. Un 10 a Guadalest. Un cero a Noches de Bohemia.
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Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con
Reconozco mi ignorancia, nunca antes de este viaje había oído hablar de Guadalest lo que una vez visto resulta imperdonable, pues es un pueblecito de montaña con unas vistas preciosas, un castillo excelente y nada menos que ocho interesantes museos. Se trata de un pueblo con 227 habitantes y ¡ocho museos!
Pero empecemos por el principio, ¿dónde está Guadalest, en el siguiente mapa podemos ver la ruta que seguimos. Está a un poco menos de 25 km de Benidorm, hacia el norte, hacia las montañas. Está entre las montañas más altas de la provincia.
Siempre me han llamado poderosamente la atención los pueblos que están en un valle y tienen altas montañas a sus lados. Sobre todo siempre me ha sorprendido al amanecer y al anochecer, cuando el sol solo ilumina las cumbres de las montañas, los cambios de color y de luminosidad. Y este es el caso de Guadalest que está en valle producido por el río Guadalest y que también recibe el nombre de valle del Guadalest.
Guadalest, guadalest, guadalest… ¿Qué significa ese nombre? El «guada» está muy claro, es el wada árabe que significa río. Pero «lest» está mucho menos claro. Y no solo para mí, está poco claro para los especialistas, Carme Barcelo, por ejemplo, nos dice que «lest» es un topónimo anterior a los árabes y que podría ser incluso prerromano. (http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2008/10/10/tierra-moriscos/505083.html). Es decir, que salvo que se trata e un río no tenemos ni idea de lo que significa.
De repente, tras una curva, nos encontramos con un alto risco en el que se ven los restos de una muralla. Se trata del castillo de Guadalest.
Aparcamos y nos dirigimos hacia el castillo. Nada más llegar vemos el primer museo.
Se trata del museo microgigante donde hay cosas micro, por ejemplo, el Kremlin en una diminuta concha (micro) o la escalera que sube al primer piso que es una enorme concha (gigante).
Seguimos andando y un poco antes de llegar a las escaleras que nos suben a la ciudad antigua nos abordó una persona que a mi me dio toda la sensación de un charlatán, de un vendedor de aceite de serpiente, y continué mi camino. Después me dijeron que se trataba de Antonio Marco, que tiene un excelente museo. Los que entraron dicen que merecía la pena. Lo lamento, pues me hubiera gustado entrar, pero el tono de vendedor de aceite curalotodo pudo conmigo.
Las escaleras para subir allí arriba se mostraban amenazadoras, pero le echamos valor y empezamos a subir, hasta llegar a la puerta de la ciudad.
Estaba a punto de desfallecer cuando ví a D. José María con muchísimos más años que yo, que subía tan tranquilo.
Y me dije: «Si él puede yo también». Y comencé el ascenso.
Una vieja puerta de madera, hoy inutilizada (vean la barra de hierro que impide que se mueva), nos llevaba a otra época, cuando moros y cristianos andaban a la greña.
Tras la puerta un amenazador túnel. ¿Se lo imaginan por la noche, sin luz?
Nada más cruzar el umbral nos encontramos con una iglesia.
Me encantan las iglesias de pueblo, por la misma razón que me encantan las iglesias románicas o las visigodas: su sencillez, casi me atrevería a decir que su candidez.
Al entrar vemos una iglesia sumamente sencilla, de planta rectangular y con un altar mayor minimalista.
Y fíjense al fondo, una virgen en colores pálidos, una cruz debajo de sus pies y dos cuadros a izquierda y derecha. Simple. Sencillo. Pero fijémonos en la virgen y sus colores.
Los colores tan suaves se confunden con el fondo; las sombras producen el efecto de que está flotando.
La imagen me parece de una hechura sencilla, la cara parece un simple esbozo, pero los colores y el fondo hacen que todo ello sea extrañamente convincente. He tratado de imaginármela con colores más vivos, pero el resultado es menos etéreo… No se confunde con el fondo, aunque sigue dando la sensación de flotar.
Me recuerda a una virgen del románico, aunque los pliegues de las telas lo desmienten. Y, hasta cierto punto, a un boceto del nacimiento de Venus.
Seguimos nuestra cuesta arriba para llegar al castillo.
El castillo del Rey.
No son los únicos vestigios de fortalezas que quedan en Guadalest, también tenemos esta torre desde la que se contempla el embalse de Guadalest.
Tal vez no vean la torre en el risco, ¿la ven? Nos acercamos para que no haya duda.
En la plaza del ayuntamiento, que se llama de San Gregorio, nos encontramos con una escultura curiosa, estilizada, extraña,… suponemos que se trata de San Gregorio.
La verdad es que esos cables de la electricidad le quitan gran parte del encanto.
Entre una cosa y otra el atardecer se ha convertido en noche, las farolas se han encendido y nosotros debemos pensar en volver a nuestro autobús.
Cuando nos vamos dejamos atrás este magnífico e inesperado pueblo. Prometemos volver.
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Nota fotos y texto. Salvo las fotos que tienen un agradecimiento específico, como por ejemplo Wikipedia, son nuestras y las licenciamos con