Un restaurante tranquilo y con un excelente menú del día [1].
El 29 de febrero, unos viejos amigos me invitaron a un restaurante donde suelen reunirse una vez al mes. Estaba un poco alejado, en el Plantío, pero el viaje mereció la pena. Ha resultado un lugar agradable y con buen precio.
Lo interesante es que tiene un buen aparcamiento. Se llama 35 porque está en la Avenida de la Victoria 35.
Nada más entrar nos encontramos con unas mesas ya preparadas para nosotros.
En cada uno de nuestros asientos estaba el menú del día de ese día:
Plantío 35 MENÚ DEL DÍA
PRIMEROS
Patata a la Huancaína Revuelto de ajetes con gambas Ensaladilla de mar Fideuá mixta
SEGUNDOS
Medallón de cerdo con puré Milanesa de ternera napolitana Brocheta de pescado c/ verduras Huevos camperos c/ chopitos
Pan, 1 bebida, postre o café
Pronto aparecieron unas botellas de vino blanco verdejo Protos (supongo que eso era aparte del precio del menú).
Y también vino tinto, también de Protos.
Había varios postres a elegir, muestro dos de ellos.
Después, y ya fuera del menú pedimos unas copas.
Copa de coñaac.
Creo que pedí una copa de armañac, pero que no tenían, y lo cambié por un coñac. Naturalmente, también hubo cafés, pero se me olvidó fotografiarlos.
Atención
Todo el personal que nos atendió en todo momento fueron muy amables. El servicio fue bastante rápido y siempre con amabilidad.
Las fotos que se han utilizado, han sido realizadas por Félix Ares y Álvaro Ares y las licenciamos como Creative Commons. Attribution 4.0. International CC by 4.0. Puede usarlas, pero deben dar crédito a los autores y que se han sacado de la página https://felix.ares.fm
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Cervecería con buenas cervezas, buenas tapas, buen servicio y un precio razonable.
Tal como ya he dicho en otras entradas de este blog, he estado unos días por Madrid acompañado por unos amigos. Gran parte de mi estancia ha sido en los alrededores del metro de Lacoma.
Las cervecerías Gambrinus la hay en toda España, de alguna manera que desconozco, están asociados con Cervezas Cruz Campo.
Había estado en ellas varias veces, pero sin prestar atención a lo que me mostraban sus establecimientos. En esta ocasión ha sido diferente. He ido a un Gambrinus en el que no había estado nunca y me he ido fijando en muchos detalles.
Habíamos estado deambulando sin un sentido fijo por algunos bares de la zona. Hubo alguno que nos pareció de mala atención y precios disparatados para la zona, pero no voy a decir cuál es, pues no forma parte de mi filosofía hacer reseñas negativas. Si un establecimiento figura en mi blog es que me ha gustado mucho o poco, pero que no me ha desagradado. Los que lo han hecho o han tenido precios muy superiores a los esperables en la zona, no hago ninguna referencia a ellos.
Así llegamos al Gambrinus.
Nada más entrar me fijé en que en las paredes había claras referencias a Cruz Campo.
La Cruz del Campo Pale Ale. Sevilla.La Cruz del Campo. Pilsen. Sevilla.
En una de las paredes estaba este gran mural informativo:
Mural sobre Gambrinus.
En ese mural se cuenta la historia de Gambrinus. Arriba nos dice «Cuentos Populares de Bélgica». Más abajo nos dice que se trata del cuento de «Gambrinus, rey de la cerveza».
Con mucha paciencia, he copiado lo que dice ese mural. Es posible que me haya equivocado en alguna palabra. Lo que es de mi cosecha va entre corchetes.
Cuentos populares de Bélgica Gambrinus Rey de la cerveza
Apuesto mancebo, rubio y sonrosado, Gambrinus era ayudante de vidriero en Kortrijk [en Español también conocida como Cortrique], la antigua Flandes. Todas las jóvenes suspiraban por verle, pero para él solo existía Margarita, quien le rechazaba por ser hija del patrono. Gambrinus marchó a triunfar en la corte como músico y pasado un año fue invitado a su pueblo natal donde dio un concierto de verano, allí estaba Margarita y esto bastó para que no tocase con acierto ni una sola nota. Triste y desconsolado se dirigió al bosque para ahorcarse. —El orgullo de una mujer nos es motivo para suicidarse —dijo una voz que provenía de un anciano muy pequeño. —¿Quién sois y qué queréis de mí? —Soy Ruud y voy a ayudaros a olvidar a esa dama, pero a cambio dentro de 70 años os llevaré conmigo a los mundos subterráneos. —Acepto, siempre que mi estancia en la tierra sea feliz. Ruud hizo un gesto con la mano y aparecieron ante una enorme extensión de tierra, con largas filas de varas de abedul sobre las que trepaba una planta aromática con flores amarillas. —Esto es una plantación de lúpulo, y aquella casa de piedra es una fábrica de cerveza. La flor de esa planta curará tu amor. Ruud llevó a Gambrinus a la fábrica donde entre cubas, hornillas encendidas y calderas le dio a probar un extraño líquido amarillo. —Gambrinus hizo un gesto de desagrado. —Beber más, dijo Ruud. Gambrinus bebió el jarro de un trago y pronto experimentó una agradable sensación de bienestar, su mente estaba tranquila por primera vez desde que conoció a Margarita. —Con cebada y lúpulo fabricarás el vino flamenco. Después de moler la cebada la fermentarás en cubas, luego la mezclarás con lúpulo y se envejecerá en toneles. Gambrinus regreso a Kortrijk, plantó lúpulo y construyó una inmensa fábrica como había dicho Ruud. Al salir de la iglesia invitó a todos a beber, desconfiando y entre burlas los habitantes accedieron a la invitación del loco. Comieron y bebieron con alegría, la ciudad de Kortrijk se hizo famosa por su maravilloso elixir. El vino de cebada se extendió por los Países Bajos, Alemania y Escocia. El rey de los Países Bajos le concedió el título de Brabante y conde de Flandes, pero el prefería el de Rey de la Cerveza, que le habían concedido los habitantes de Kortrijk. Gambrinus nunca más pensó en Margarita, vivió en paz hasta los 90 años. Entonces, un atardecer de invierno apareció Ruud, sin decir nada Gambrinus abandonó su castillo y partió para siempre al país de los seres pequeños. Allí fue reduciendo su tamaño y continuó viviendo eternamente.
Mural de la cerveceria gambrinus en calle bariloche 1, madrid. (Metro lacoma)
Según leía esta leyenda me vinieron muchas preguntas a la cabeza. Por ejemplo, ¿por qué una empresa de cervezas sevillana adquiere como símbolo una leyenda Belga?
Parece ser, y no pongo la mano en el fuego, que fueron los hermanos Osborne, fundadores de la fábrica Cruz del Campo en 1904, los que primero decidieron llamar a su cerveza «Cruz del Campo». Ellos habían nacido en Puerto de Santa María, pero sabían que el agua de Sevilla era excelente, así que cuando quisieron construir una fábrica de cerveza la hicieron en Sevilla. Al lado de la fábrica se había construido un templete con una cruz. El origen de este templete es muy interesante. Los Reyes Católicos encargaron la reconstrucción de un acueducto llamado los caños de Carmona. La obra fue un éxito y decidieron conmemorarla con un templete y una cruz. Cruz que estaba en el campo. Así que eligieron dicha cruz como símbolo de su cerveza.
Templete de la Cruz del Campo. Se trata de un cuadro de Joaquín Domínguez Bécquer – Museo San Telmo, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=88734337
Recuerden que en los logos que he mostrado al principio el símbolo de la Cruz del Campo era el templete con la cruz [1].
Al tratar de profundizar en la historia de Gambrinus, me he encontrado que lo que cuenta el mural es tan solo una de las muchas variantes de la leyenda. Ni que decir tiene que la cerveza no se inventó en Bélgica, ni en el siglo XII. Recordemos que la cerveza ya se usaba en el antiguo Egipto y que lo tomaba casi todo el mundo, incluso los bebés, para evitar las bacterias del Nilo (al alcohol las mataba). Pero aquella cerveza no era la de hoy. Uno de los grandes cambios fue la introducción del lúpulo. En la leyenda de Gambrinus da la sensación de que el lúpulo fue introducido por Gambrinus por la indicación de un enano. En la mayoría de las versiones, el enano es el diablo y tras finalizar el contrato se lleva su alma al infierno. En otras versiones su música es tan buena hace bailar incluso al diablo, que se agota tanto que le ofrece a Gambrinus romper el contrato (y no ir al infierno) si deja de tocar.
Hace poco he estado por Flandes, entré en la antigua Flandes por Dunquerque [ya hablaré de ello en otra entrada en viajes.ares.fm], hoy Francia, y me entraron ganas de plantar una pica en Flandes, pero, por desgracia, no llevaba ninguna pica. Una de las cosas que más me han llamado la atención, en la campiña cerca a Róterdam, han sido las plantaciones de lúpulo.
Plantaciones de lúpulo de hoy en día en Paises Bajos. No sé si las varas son de abedul, pero de lo que si estoy seguro es que los hilos de plástico que van desde las varas del suelo a lo alto (a esa especie de hilos enredados que se ven en lo alto) no los había en el siglo XII.
De hecho, no fue el tan Gambrinus quien introdujo el lúpulo en la cerveza, sino una monja: Hildegarda de Bingen, abadesa del monasterio de Rupertsberg, en 1153 [2].
Pero a los hermanos Osborne, les pareció muy interesante la figura de Gambrinus y unos años después cambiaron el templete con la Cruz del Campo por Gambrinus y el nombre «Cruz del Campo» se transformó en Cruzcampo [3], [4].
Tengo que confesar que no soy fan de Cruzcampo. A cada cual le gusta lo que le gusta. A mí me gustan más las cervezas lager que las pilsen, pero ya sabemos que sobre gustos…
La historia de Gambrinus me llevó a explorar un montón de leyendas sumamente interesantes, pero que describirlas me ocuparía mucho tiempo y, probablemente, usted se aburriría de leerlo. Por si tienen interés en seguir esta apasionante leyenda, aquí le dejo unos enlaces: [5], [6].
Pero dejémonos de historias y vayamos a nuestras consumiciones en esta cervecería.
Llegamos por la noche y pedimos unas cervezas, un vino y unas raciones.
Lo primero que nos sorprendió fue la amabilidad del personal. Camareros profesionales y simpáticos. Simpáticos sin ser empalagosos.
Lo primero que observamos es que nada más pedir unas bebidas nos «regalaban» unas tapitas (pinchos) tal como es bastante habitual en Madrid.
CervezaVino blanco, creo recordar que era Godello.La tapita que nos pusieron.
Como estábamos sin cenar, esa tapita no nos solucionó nada, así que pedimos unas raciones. Si no me confundo, la primera fue unas «lagrimitas» de pollo.
Lagrimitas de pollo.
Vi que tenían oreja a la plancha y recordé viejos tiempos cuando a mí me encantaba la oreja hecha a la plancha y que hoy me resulta difícil conseguir. Pedí una ración.
Oreja a la plancha.Detalle de oreja a la plancha.
El aspecto de la oreja me resultó extraño. No era lo que esperaba, pero al probarlo resultó que sí, que era la oreja a la plancha que yo recordaba de tiempos lejanos, aunque el cocinero las había preparado en planchitas. Me gustó mucho, tanto que al día siguiente repetí.
Y hablando del día siguiente. Tenía que comer en algún sitio y descubrí que en Gambrinus tenían un menu del día por 13,50€ que tenia muy buena pinta. Les dejo ver el menú:
Menú del día en Gambrinus.
Lo tomamos y fue muy bueno. Adjunto alguna foto.
Arroz caldose con bogavante.
Panes.
Postre. Flan.
Otra posibilidad de postre era un café.
Más o menos en esto ha consistido nuestra visita a este establecimiento que nos ha hecho irnos a tiempos remotos, en los que se inventó la cerveza moderna.
Atención
Todo el personal que nos atendió en todo momento fueron muy amables. El servicio fue bastante rápido y siempre con amabilidad. Camareros excepcionales.
Ubicación
c/ Bariloche 1.
Metro Lacoma
Me lo apunto
En solo dos visitas es muy difícil juzgar un sitio. Me ha parecido muy bueno.
Espero tener ocasión de volver, me da la sensación de que es un buen sitio.
Las fotos que se han utilizado, han sido realizadas por Félix Ares y Álvaro Ares y las licenciamos como Creative Commons. Attribution 4.0. International CC by 4.0. Puede usarlas, pero deben dar crédito a los autores y que se han sacado de la página https://felix.ares.fm
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NOTA: ya saben ustedes que el Spam está a la orden del día. Si pusiera mi dirección de correo electrónico en forma visible, mi buzón se llenaría de basura. Si quieren ponerse en contacto conmigo, pueden hacerlo en esta dirección, que pienso está suficientemente difícil para los robots.